Irte del lugar donde viviste toda tu vida no es facil. O quizá lo que no es facil es dejar de tener cerca a esa gente que sabias que antes podias ver en cualquier momento. Sin embargo, soltar es la única forma de mantenernos unidos a nosotros mismos.
Y que mejor manera de religarnos, de conocernos, de investigarnos, que poniendonos en situaciones que no sabemos resolver. Que nos exigen toda nuestra imaginación, que nos sacan tan afuera de nuestra zona de confort, que aun cuando queremos quedarnos con algo para recordar aquella, ese algo (o alguien) tambien es distinto, también se vuelve desconocido.
En algún momento como posible escape, en otro como fuente de aprendizaje, siempre quise saber que es emigrar, irte del país que conoces y manejas. No importa si cerca o lejos, lo que importa es ese abrupto cambio de realidad que nos obliga a reinventarnos a nosotros mismos. Que nos lleva a desarmar todo lo que sabiamos hacer para rearmarlo de modo tal que encaje en el nuevo medioambiente.
Y lo hice, emigré. Cerca pero también lo suficientemente lejos. En un viaje corto que se hizo interminable, con pocas cosas que resultaron infinitas. Y en ese camino, mientras me conocia a mi mismo y me sigo conociendo, también conocí a los mios, a los que me aman.
Esa ayuda incondicional, un apoyo desinteresado. O en realidad muy interesado en que aprenda, en que me forme, en que persiga aquello que me acerca un paso más a algo que jamas alcanzaré (afortunadamente), pero que busco constantemente. La unión única que existe entre nosotros como un todo. La familia y el amor familiar que va más allá de la sangre, que entrega todo sabiendo que le será devuelto con creces, pero sin saber cuando vendrá esa devolución.
Pensar que tengo a los mios mas lejos de lo normal, pero sentirlos tan cerca mueve mares de emociones en mi. Me hace saber que cuando hice esta elección, aún antes de hacerla, ya tenia el apoyo incondicional necesario para salir adelante. Eso es único y si fuera lo único que esta experiencia me enseña sería más que suficiente.
Finalmente, buscando conocerme y formarme, conocí la pureza del amor de los mios. Formé y fortalecí lazos que hoy me acercan aún más, redescubrí sensaciones que creía no volver a vivir en mucho tiempo.
No puedo saber con certeza si esto funcionará. No se si alguna vez podré saberlo, ya que necesitaria compararlo con otra experiencia que no voy a vivir, por haber elegido esta. Pero si se que más allá de lo que pase, que más allá de lo que siga mis genes, mi cerebro y mi persona han mutado permanentemente. Y eso, eso es la mejor experiencia que puedo vivir.