Una vez más me asombro de algo que considero natural y básico en la forma de vivir y relacionarnos. La palabra, la charla, el hablar con otro para entender las cosas, dejarlas claras, tirar para el mismo lado.
Es una verdadera pena cuando no se puede hablar con otra persona, cuando el miedo a las respuestas o preguntas que nos hagan supera las ganas de conocer que siente y que piensa el otro. Porque en toda relación el entendimiento es parte escencial de la unión, pero como entender cuando el sentido que más usamos y en el que más confiamos, la vista, nos engaña a diario y peor, no nos permite conocer las cosas que pasan por la cabeza y el corazón de el otro.
Hay que abrir los oidos y sereno, escuchar lo que tienen para decirnos. Hay que prestar atención, no solo a la idea que nos están transmitiendo, si no también las palabras que se están usando. Porque todo es parte del mensaje. No solo lo que nos dicen, también como lo dicen. Hablando se entiende la gente, pero escuchando comprendemos al otro y nos acercamos un poquito a su costado, para sentir las cosas desde otra perspectiva.
Considero que la palabra es una de las cosas más importantes que tenemos. Es la forma de hacer que el otro nos conozca, se acerque a nuestra vereda. Pero la palabra sin oidos es muda, pierde el sentido, se la lleva el viento. Escuchar es lo que le da sentido a lo que nos digan. Lo que hace que ser humano tenga sea realmente maravilloso.
No comments:
Post a Comment