Luego de un intercambio de ideas, de haber rendido algunos finales en la facultad, y de poder tener un tiempo para pensar en algo mas que en querer dormir mientras estoy llegando tarde a donde sea que voy, me puse a pensar a algunos autores, contemporaneos y no tanto, y a como entender algunas de las cosas que nos pasan en el día a día.
Lo que me interesa es llegar a la respuesta. Averiguar si todo lo que pensamos, si todo lo que defendemos como propio, llamense ideales, personalidad, sensaciones y sentimientos entre otros, es realmente creado por nosotros o simplemente una mera reproducción de lo que Foucault llamó la "estrucutra".
No se preocupen, no pretendo analizar teorías ni nada por el estilo, no porque no quiera, pero porque no tengo la capacidad ni el conocimiento para hacerlo. Sin embargo, si pensaba en pensar, valga la redundancia o rebundancia... (no estoy seguro), algunas aciones cotidianas que vivimos diariamente en las que creemos que actuamos por nosotros mismos. Cuando en realidad, cada vez más me parece que solo estamos replicando acciones, sentimientos o ideales "bajados" hegemónicamente.
Uno de los ejemplos que se me viene a la cabeza y que, ahora que lo pienso, sobrepaso la hegemonía es el Blackberry. Ese aparatito que solía ser exclusivo de los Business men, de los CEOs, los CFOs, los VIPs y cuanta sigla exista en nuestro vocabulario, hoy es moneda corriente entre toda la gente. Cierto es que la gran mayoria lo usa para trabajar, pero también exista un gran porcentaje que lo tiene solo porque es "comodo" y puede estar conectado siempre.
Aqui, la superación misma de la imposición aparece. Lo que antes era pensado como una herramienta de trabajo, ahora tiene la fama de uso particular. Y lo que genera es que todos estemos preparados, según sea necesario, a cumplir con nuestras obligaciones aún cuando estamos fuera del horario de cumplirlas. Estar siempre conectados implica estar siempre ubicable (algo que ya se había logrado con el celular) y eso conlleva una carga de trabajo extra por el simple hecho de tener en el bolsillo ese aparato.
Lo mismo se podría decir de las laptops, que cada vez más normalmente se entregan en los trabajos para que podamos llevarnos trabajo a casa o terminar lo que no pudimos en nuestro horario laboral. Y el costo de todo esto es más grande de lo que creemos, porque aceptando estas formas, solo estamos accediendo como clase subalterna a los ideales de la clase dominante, no solo cumpliendo, sino tomando estos ideales como propios (Antonio Gramsci).
A pesar de todo, esto es solo un llamado a la reflexión porque, aún sabiendo lo que pasa, debemos actuar en consecuencia para sentirnos "normales" (Foucault). Y ya que a ninguno de nosotros nos gusta sentirnos o ser tildados de "anormales", sin importar lo que aquellos que estan profundamente bañados por la hegemonia digan, es entonces preferible que sigamos por el camino marcado. Disfrutando de lo que pensamos, sea nuestro o prestado, y gozando de la libertad e individualidad que creemos tener.
Thursday, December 15, 2011
Tuesday, December 6, 2011
En estos años
El fin de año me encuentra contento, y con la sensación de que todo esta en el lugar que quiero. También me encuentra repasando algunas de las cosas que se me fueron haciendo visibles a lo largo del recorrido. cosas como por ejemplo:
En los últimos años aprendí que nada vale mi salud. Que las cosas se dan y no son buenas ni malas. Y que de nada sirve llorar por cosas que no se pueden resolver, porque un problema que no tiene solución no es un problema.
En los últimos años entendí que la felicidad no es algo que busco incansablemente, si no que la creo a mi gusto y medida, y que la ausencia de ella no es mala, si no que hace disfrutarla más cuando vuelve.
En los últimos años descubrí que tengo todo lo que quiero y quiero todo lo que tengo. Y que el querer cosas que no tengo me ayuda a superarme, a buscar nuevas alternativas, a abrir el camino.
En los últimos años aprendí que todo llega si sabemos tener paciencia, y que las oportunidades estan a nuestro alcance continuamente. Solo hay que saber elegir el momento de tomarlas.
En los últimos años practiqué el escuchar más que hablar, y me di cuenta que pocas cosas son tan reconfortantes como intercambiar ideas con otra personas. Y reconocer que las posibilidades juegan para ambos lados.
En los últimos años decidí dejar de preocuparme por el dinero y disfrutar lo que puedo de él. El universo provée por intermedio mio, y si no puedo hacerlo hoy, seguro que se dará la posibilidad de hacerlo mañana.
En los últimos años descubrí el placer de estar solo un rato, disfrutar del silencio y prestar atención a la nada. Para amarme más y amar más a los que amo.
Todo esto es parte del día a día. Cultivándolo, llevándolo a cabo, disfrutando de los aciertos y los errores y recordando que felicidad o tristeza, nada dura para siempre.
Y el hecho de que todo haya cambiado es lo más interesante de todos estos años.
En los últimos años aprendí que nada vale mi salud. Que las cosas se dan y no son buenas ni malas. Y que de nada sirve llorar por cosas que no se pueden resolver, porque un problema que no tiene solución no es un problema.
En los últimos años entendí que la felicidad no es algo que busco incansablemente, si no que la creo a mi gusto y medida, y que la ausencia de ella no es mala, si no que hace disfrutarla más cuando vuelve.
En los últimos años descubrí que tengo todo lo que quiero y quiero todo lo que tengo. Y que el querer cosas que no tengo me ayuda a superarme, a buscar nuevas alternativas, a abrir el camino.
En los últimos años aprendí que todo llega si sabemos tener paciencia, y que las oportunidades estan a nuestro alcance continuamente. Solo hay que saber elegir el momento de tomarlas.
En los últimos años practiqué el escuchar más que hablar, y me di cuenta que pocas cosas son tan reconfortantes como intercambiar ideas con otra personas. Y reconocer que las posibilidades juegan para ambos lados.
En los últimos años decidí dejar de preocuparme por el dinero y disfrutar lo que puedo de él. El universo provée por intermedio mio, y si no puedo hacerlo hoy, seguro que se dará la posibilidad de hacerlo mañana.
En los últimos años descubrí el placer de estar solo un rato, disfrutar del silencio y prestar atención a la nada. Para amarme más y amar más a los que amo.
Todo esto es parte del día a día. Cultivándolo, llevándolo a cabo, disfrutando de los aciertos y los errores y recordando que felicidad o tristeza, nada dura para siempre.
Y el hecho de que todo haya cambiado es lo más interesante de todos estos años.
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