Por el tiempo aprendí que la paciencia se practica todos los días. Que no es facil ser paciente, pero es muy facil pedir que nos tengan paciencia.
Por el tiempo descubrí que la religión es un camino de ida, pero más importante aún es que es un camino hacia adentro. Porque religarme es volver a estar conmigo.
Por el tiempo entendí que siempre hay tiempo para todo, pero no todo se puede hacer en cualquier tiempo. La vida tiene ciertas leyes muy sabias que seguir.
Por el tiempo me di cuenta que tenemos todo para ser felices en nuestro interior. Solo es cuestión de tomar coraje y sacarlo a relucir.
Por el tiempo noté que cada herida que hago en otro se hace en mi. Y que cada sonrisa que genero me es devuelta con fuerza y energía.
Por el tiempo fuí capaz de llorar sin temor. De derramar lagrimas cuando mi alma me pide que la calme.
Por el tiempo pude ver que si no hubiera pasado por las miserias y tristezas que pasé, no tendría la felicidad y riqueza que tengo hoy.
Por el tiempo comprendí que soy completamente responsable por cada una de las situaciones que vivo. Y que soy feliz haciendome responsable por cada una de esas situaciones.
Por el tiempo hice del dolor más grande la tranquilidad absoluta. Porque se que estar triste es solo pasajero y debe ser tan disfrutado como aquellos momentos de alegría.
Por el tiempo compartí mucho amor. Algo que no podría haber hecho sin antes amarme a mi mismo y aceptarme en mi formación.
Por el tiempo concluí que conocerme a veces duele, pero siempre trae una recompensa inmensa.
Por el tiempo decidí que sin importar cuantos errores pueda cometer en una vida, voy a seguir jugandome por eso que creo. Por eso que siento. Por eso que respiro.
Será el tiempo quien me de la razón o me demuestre cuan equivocado estaba.
Si me da la razón, seré feliz por haber elegido el camino que me llevó a ella.
Si me demuestra que estoy equivocado, seré feliz de haberlo intentado, siempre sabiendo que lo que hago es desde el corazón. De esa manera no se puede fallar.
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